martes, 21 de octubre de 2008

La 'resurrección': Antonio Cañero

La resurrección del toreo a caballo en España llega de la mano de Antonio Cañero, que por un lado recupera la tradición del siglo XVII, entronca con el rejoneo portugués que no dejó de practicarse, y además convierte la tradición campera en espectáculo y recrea el toreo a caballo, asimilando en él los tres tercios en que estaba dividida la lidia a pie (recibir al toro, clavar rejones de castigo, banderillas y darle muerte). Cañero, gran jinete cordobés, hijo de un profesor de equitación, se presentó por primera vez como profesional en la plaza de San Sebastián el 2 de septiembre de 1923, vistiendo traje campero, iniciando así una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días, diferenciando así el atuendo con el del rejoneo portugués ('a la Federica') que se remonta al siglo XIII. Con Antonio Cañero resucita el arte del toreo a caballo y aparece una serie de grandes nombres que forman parte de su propia historia. Es en los años treinta cuando vuelve a hacerse habitual la presencia de los jinetes en las plazas, aunque hasta la década de los sesenta lo más habitual era que los rejoneadores se presentasen incluidos en los carteles de las corridas a pie, con la lidia de un único toro. Con Antonio Cañero resucita el arte del toreo a caballo y aparece una serie de grandes nombres que forman parte de su propia historia. Entre los protagonistas sobresalen las figuras de Simao Da Veiga, João Nuncio, Conchita Cintrón, Duque de Pinohermoso, la excepcional figura de don Álvaro Domecq y Díez, Angel y Rafael Peralta, Álvaro Domecq Romero, José Samuel Lupi, Manuel Vidrié, João Moura, Fermín Bohórquez Escribano, Javier Buendía, Antonio Ignacio Vargas, Curro Bedoya y otros muchos que harían interminable esta relación.

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